El Capitán Gonzo

Comentarios desde España

sábado, octubre 22, 2005

Tiempo de cambios


Estamos inmersos en tiempos de cambios. No cabe duda de ello. Desde la constitución a las relaciones internacionales (alianza de civilizaciones), pasando por el estatuto de Cataluña y la reedición de odios varios. Ahora bien, puestos a cambiar, ¿por qué no acometemos todo aquello que ya es obsoleto? ¿Por qué no impulsar la modernización del sistema de convivencia? Quizá la lista de aspectos que merecen un actualización pudiera ser algo así como esto:

- eliminar las rancias reminiscencias que suponen la monarquía, máxime desde que la cuna no hace al rey, a la reina o a princesas y "princeses" (caso Leti). Hoy ser una mujer de su tiempo (como la mayoría de nuestras conciudadanas) concede los méritos que anteriormente otorgaban la educación, la perseverancia, el sacrificio y el sentido de estado.

- abolir el derecho de las minorías a definir la política que las mayorías han de seguir: modificar la ley electoral para que la democracia sea representativa de verdad. Un partido minoritario en una de las 17 autonomías de España no puede ni debe diseñar la España común.

- fomentar la igualdad y no la preponderancia de los menos sobre los más. Al fin y al cabo, positiva o negativa, la discriminación es la antítesis de la igualdad.

- considerar los derechos y obligaciones conferidos por la Constitución y los leyes y reglamentos que la desarrollan como parte de los individuos de la comunidad, independientemente de que sean estos inmigrantes o no. Hacer cumplir la legalidad a la que estamos sometidos quienes hemos nacido en este país a todos quienes formen parte de la soicedad no debería parecer descabellado.

- conferir CIERTAMENTE los mismos derechos a todos aquellos que no piensen como nosotros: no hay ciudadanos de primera y segunda en virtud de sus ideas políticas.

- y un largo etcétera que, de enumerarlo, produciría arcadas a quienes contaran con leves dejes de civismo y sentido democrático.

sábado, octubre 08, 2005

Tontín tonteando


La sabiduría popular tiene, como su nombre indica, dos virtudes en una. Recientemente llegaron a mis oidos dos de los mal llamados refranes pues algunos de ellos, entre los que englobaría a estos son sentencias quasi filosóficas.

Vayamos allá: el primero de ellos dice "Peor que un tonto es un tonto con complejo de listo". Parece claro, ¿no? Asumiendo lo que resulta obvio para el resto de los mortales nos hacemos un gran favor: si somos tontos mejor no ejercer de lo que no somos. Así ahorraremos y nos ahorraremos ridículos y situaciones vergonzosas, que seguramente lo serán más para los demás que para el protagonista.

Y el segundo, el segundo es aún mejor: "Peor que no tener ni una sola idea es tener sólo una". Es lo que se suele llamar "pensamiento-de-piñón-fijo", similar por cierto al pensamiento único.

Parece increíble, tras la lectura de las sentencias anteriores, que alguien pueda hacer necesarias dichas frases. Pero ya sabemos que la realidad siempre supera a la ficción. Y yo he encontrado uno bien cerca de todos nosotros: Rodríguez, el presidente de los restos que dejan los catalanes y vascos de la historia (tan tozuda ella), quien se pajea con la política de la guerra de las galaxias y no ve la mierda que pisa al caminar por la calle. Lo de este hombre es para ponerle el capirote de estúpido en Semana Santa y el cabezudo de panoli para el Pilar, aunque entonces no podríamos cantar aquello de "pal pilar sale lo mejor...".

Paciencia pues mientras dure el estreñimiento cerebral de este pazguato.

domingo, octubre 02, 2005

Raúl embajador de la FAO


Han nombrado a Raúl, deportista significado con la lucha contra el hambre, la pobreza y la distribución justa de la riqueza, Embajador de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Veo que por fin se hace justicia. Me alegro por ello. Es necesario que se premie con este tipo de cargos a quienes más y mejor colaboran con los necesitados allí donde éstos se encuentren.

Seguro que, además el altruismo, la humildad y la generosidad del nuevo Embajador eclipsan los de cualquier figura precedente. Entiendo que en su nombramiento han influido especialmente los grandiosos ejemplos mostrados en diversos programas televisivos contra el hambre.

En el último donó una camiseta vestida por él en un partido. Creo que aún no se ha repuesto de la pérdida. Yo tampoco.

Esto sí que es magia y no lo de Tamarit: nada por aquí, nada por allá… no doy nada por aquí, no doy nada por allá…

Solo sé que no sé nada


Bueno, más que no saber, diría entender. Dicen que para ser inteligente hay que dudar. Y yo dudo, dudo mucho. Y lo hago independientemente de mi inteligencia, sea esta mucha o poca; de lo que no dudo en absoluto es de que ya no entiendo nada.

No entiendo que sólo se pueda ser demócrata si se es de izquierdas y que el carácter democrático no dependa de los hechos y dichos de uno mismo sino de su adscripción política.

No entiendo que se defienda la pluralidad y en ella no quepan quienes no piensen de igual modo.

No entiendo que imponer un idioma sea un agravio a no ser que se trate del propio.

No entiendo que el chantaje político se traduzca en defensa de la democracia si viene acompañado del adjetivo “progresista”.

No entiendo que se pretenda ser nieto sin ser hijo como no me parece posible defender la unidad de los pueblos y razas excluyendo al vecino: Europa sí, España no.

No entiendo que permitamos que el odio tome la política.

No entiendo que las minorías decidan sobre las mayorías y que sigamos considerando que estamos en democracia.

No entiendo que las fuerzas políticas de distinto signo precisen siempre de un enemigo para unirse o acercarse.

No entiendo que seamos tan ingenuos para pensar que todos los buenos están siempre en un bando y todos los malos en otro y menos en una guerra.

No entiendo que las minorías no estén sujetas a los mismos deberes que el resto pues si no se vulneran sus derechos. ¿Y qué pasa si vulneran sus obligaciones?

Espero que alguien pueda aportarme luz.

Quiero ser rey


Siempre nos habían dicho que ser rey, reina, príncipe o princesa era una profesión para la que se precisaba toda una vida de formación, sacrificio y dedicación. Afortunadamente los tiempos cambian e inlcuso la monarquía se actualiza dejando a un lado la discriminación positiva de la que disfrutan.

La llegada de Letizia lo ha demostrado. La definen como una chica joven, una buena profesional, una mujer independiente y digna de su tiempo. Una mujer que no ha necesitado contar con unos antepasados excelsos ni preocupados por perpetuar a su estirpe en el poder a toda costa.

La verdad es que mis convicciones republicanas se han disipado por completo al saber que la monarquía se ha democratizado por completo y no sólo admite que la plebe emparente con ellos, sino que además maquilla la "pequeña distancia" existente entre Letizia y los valores que siempre han defendido para la futura reina que España merece.

Gracias Letizia por demostrar que alguien como yo, sin bagaje noble ni real como tú, un joven profesional de su tiempo como tú, universitario como tú, que habla varios idiomas (¿como tú?) y no tiene un pasado que esconder (¿como tú?) ni tampoco del que presumir (como tú) puede, al igual que tú, cumplir con el papel de príncipe y futuro rey de este país (como él).

Sinceramente, gracias por traer la democracia a la monarquía y la ilusión a todos quienes sabemos que ser rey o príncipe no es tan difícil. ¿Verdad Leti?

Democracia bien entendida


En este país, tan dado a correr sin haber aprendido a caminar, nos pasa lo de siempre: que lo último lo hacemos lo primero, aunque no se trate de lo más importante. Así, hacemos de la expresión “ponerse al día” un dogma de fe, creyendo de veras que lo que otros tardan años en asimilar o hacer nosotros lo conseguimos en un día. Y valga uno de los miles de ejemplos: nuestro sentido democrático. Mientras nuestros vecinos europeos ya se habían quitado los pantalones cortos en el 75, nosotros, todavía en pañales pero ya más demócratas que nadie, nos juramos alcanzarlos, como decimos en otra acertada expresión, en una patada.

Y así nos pasa lo que nos pasa: que primero hacemos la tortilla y compramos los huevos después. Y no piensen que no le echamos huevos a lo que hacemos, no, sino que con las prisas del envite no sabemos ni dónde los hemos perdido, si los hemos comprado o si todavía los llevamos pegados al culo. Pues eso, que exigimos y ejercemos nuestros derechos sin conocer cuáles son y mucho menos lo que significan e implican.

En definitiva, que creemos que tararear la musiquilla de la tabla del 9 es saber multiplicar o que saber firmar te excluye del grupo de los analfabetos. Y claro, luego no es de extrañar que a las corralas televisivas en las que la fuerza de los argumentos se mide por decibelios y aspavientos se les llame debates o que los balbuceos de los futbolistas puedan equiparase a los comentarios y crónicas de periodistas y analistas. Y lo peor de todo es que a nadie parece importarle.

En fin, que todo el mundo vale para todo y aquí se sigue confundiendo famoso con célebre y “enterao” con erudito. Y, ¿saben qué les digo? Que a mí tampoco me importa que la lectura de muchos de mis paisanos se limite a los monosílabos de cualquier futbolista si es lo que quieren pero que no me hagan creer que la Constitución la publicó el Marca o que el Siglo de las Luces es el centenario de Endesa…

Así pues, seguiré agazapado y oculto (antes biencallar que malhablar), como muchos otros espero, deseando que tras casi 30 años de democracia por fin nos aclaren la diferencia entre democratizar y vulgarizar, ya que aquí nos comemos el final, como siempre y dejamos la igualdad de derechos en simple igualdad.

Y es que como bien decía un sabio, hay quien por tener un derecho se siente en la obligación de ejercitarlo; ¡¡¡dios nos libre!!!